Ojos Negros, piel canela

Ojos Negros, piel canela
Sólo las máximas breves son capaces de hacerte despertar y ver las cosas desde otra perspectiva, sólo los pequeños tesoros nos conmueven, sólo necesito esa noche aquel: “Sé feliz”más sincero que había escuchado, para entender que era lo único que merecía la pena ser en esta vida.

miércoles, 28 de abril de 2010

...Calculando distancias...

Es difícil empezar a escribir sobre algo, siempre lo es, pero mucho más si ese algo, incluso a ti te resulta extraño, que por mucho que sondees el terreno, siempre andas en tierra de nadie, siempre andas igual de perdido y confuso como la primera vez que te lo planteas.
El olvido es una de esas cosas que de tan generales, te resultan tan cercanas, concretas y tangibles que las notas como parte incluso de ti, como parte del ciclo de la vida.
Estamos tan acostumbrados al olvido como parte del juego que la inercia nos hace olvidar desde las cosas más vanales y rutinarias, a los grandes amigos de la infancia, sin dejar de darnos esa perspectiva que aporta a todo, el hecho de que no recordemos nunca la parte mala de los cuentos.
Nos hemos mal acostumbrado a olvidar resignados a pensar que la felicidad se encuentra escondida detrás del inmenso manto del olvido de los malos ratos, pero nada más lejos de la realidad, el olvido siempre es tan sólo un gran simulacro, nadie sabe ni puede, aunque quiera, olvidar... Un gran simulacro repleto de fantasmas...Fantasmas porque, en el fondo son eso, sólo eso, diagramas de un pasado más o menos mejor pero eternamente tangible, condenado a repetirse en nuestra memoria como eco de unos errores que no debemos vover a cometer, o simplemente como huella de nuestro paso, una huella ínfima que nos convierta en eternos.
Pero es que es tan rara la vida y el olvido que ni siquiera me atrevo a describirlo mucho más, por que mientras mi abuelo olvidaba todo a pasos de gigante, yo lo hubiera dado todo por haber podido hacerlo en vez de él, es tan rara que a algunos les roba lo que más necesitan que son sus recuerdos, y a otros simplemente nos regala la oportunidad de volver a fabricar recuerdos que merezcan la pena guardar, porque a eso si que la memoria nos tiene ganada la batalla, sólo almacena aquello que considera útil para el futuro, aquello que de alguna manera o de otra nos hará avanzar.

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