Ojos Negros, piel canela

Ojos Negros, piel canela
Sólo las máximas breves son capaces de hacerte despertar y ver las cosas desde otra perspectiva, sólo los pequeños tesoros nos conmueven, sólo necesito esa noche aquel: “Sé feliz”más sincero que había escuchado, para entender que era lo único que merecía la pena ser en esta vida.

martes, 29 de junio de 2010

...Salud, dinero y amor

Defínase mi pasión por la literatura, como otro intento deseperado por encontrar el equilibrio en esta caótica vida, en este caótico devenir que a veces me confunde.
“El equilibrio”, el poderoso saber de mantener todo a raya, de sopesar con extremada exactitud nuestras acciones, incluso nuestros pensamientos, que no parecen, muchas veces, quererse someter a coherencia o raciocinio alguno.
Después de tantos días sin escribir, sometida al inmenso yugo de la obligación del estudio, me despierto con una ilusión renovada de quién se sabe libre de ataduras para poder hacer y encontrar el placer en las pequeñas cosas.
Esta vez, mientrás tecleo deliberadamente la poderosa palabra en el buscador, en busca de emergentes definiciones que llenen el vacio cognitivo que ahora me mantiene en vilo, encuentro una definición que me parece lo más cercana a lo que imaginaba, al menos una que le hace más o menos justicia a la palabra que tanto me ha enseñado este año: “Se denomina equilibrio al estado en el cual se encuentra un cuerpo cuando las fuerzas que actúan sobre el se compensan y anulan recíprocamente, esta siempre se referirá a algo que se mantiene en justa medida a pesar de las incidencias o contingencias”.
Yo siempre he sido de extremos así entendereís que no sepa de equilibrios ni de lejos, siempre opto por la opción que implica más riesgos, más adrenalina, o simplemente la que me haga sentirme más viva, pero si puedo deciros algo que hace poco he aprendido: tenia razón aquel que decía que en el equilibrio está la virtud, justo en la mitad del placer y del deber se atisva un rallito de felicidad esperándonos que, a buen seguro no tiene la intensidad de los extremos, pero tiene el poder de llegar y quedarse, de reportarte lo más parecido a la paz durante más tiempo, el momento ya no cuenta, lo importante es mantenerlo.
Si algo he aprendido es que intentar hacer de los extremos realidades duraderas sólo es un burdo intento de creernos fuertes antes las circunstancias, y no lo somos, somos débiles, tanto que un pequeño e invisible cambio podría destruir principios, hechar abajo valores, y hacer concreto lo imposible, tanto que de suerte a muerte va tan sólo una letra. No somos invencibles, e incluso en los mejores momentos deberíamos estar prevenidos, no duran para siempre, los extremos son así, de vez en cuando bailas con el caballo ganador, otras simplemente lo ves pasar delante de tus ojos mientras te das golpes contra la pared pensando qué detalle se te ha pasado para acabar así, pero es que es inevitable, cuando juegas con fuego, tarde o temprano te acabas quemando, es una lección que deberiamos tener aprendida desde el principio, el equilibrio es la conciencia de los poderosos, de los que esquivan la locura a golpe de sensatez.