Ojos Negros, piel canela

Ojos Negros, piel canela
Sólo las máximas breves son capaces de hacerte despertar y ver las cosas desde otra perspectiva, sólo los pequeños tesoros nos conmueven, sólo necesito esa noche aquel: “Sé feliz”más sincero que había escuchado, para entender que era lo único que merecía la pena ser en esta vida.

viernes, 30 de julio de 2010

De esos de "Te quiero, te quiero"...

Había prometido continuar hablando de los miserables, sin embargo, creo que se me llenaría la boca repitiendo una y otra vez lo mismo, así que los dejo para conclusiones ajenas, que al fin y al cabo suelen ser las mejores. Tiro de antología barata, y todo sea dicho, porque mientras escucho a Sabina me da por el desgarro y la vena melancólica, esta vez, abusando de vuestro permiso, me voy por bulerías.
Irse por buelerías significa, al menos para mi, dibujar a grandes trazos aquello que guardas en el fondo, a los trapos sucios del alma no se les debe airear, por si a caso, no vaya a ser que en una de esas nos volvamos más mortales de lo que ya somos, pero por una vez, y que no sirva de precedente, tiraré de ello.
Existe una fuerza invisible, valga la cursilería, más allá de cualquier ley física, que nos atrae hacia ciertas personas, no sabría explicar, ni tirando de ciencias ni de letras, por qué establecemos algun tipo de relación con personas de tan distinto calibre, pero de repente nos sorprendemos haciendo amigos en sitios insospechados, riéndonos con desconocidos o besando, simplemente, a gente extraña.
Los vínculos, amigos, van más allá de toda lógica, te atan con paciencia y tesón a esas sonrisas amigas a esas palabras de apoyo, y ya no tienes más remedio que dejarte arrastrar por la corriente y confiar ciegamente en que te llevaran a buen puerto.
Quien no ha tenido un amigo de verano de esos de “te quiero, te quiero”, un amor platónico, o prohibido, no sabe todavía a lo que me refiero.
Te pueden partir cien veces el corazón, que siempre te queda algun trozo para seguir adelante, te pueden traicionar uno tras otro todos tus amigos, que siempre quedará alguien que le “echará huevos”, valga la expresión, por ti.
Esos son los vínculos de los que yo hablo, más reales que místicos, los que te atan a circunstancias que tu no eliges, que te eligen, y que afrontas a ciegas, esperando a que amaine el temporal.
Te convierten en mortal, y la vida se te hace más tangible y fugaz a su lado, son los pequeños detalles, pequeñas sonrisas que van y vienen, en continuo viaje y paso, porque los importantes, en el fondo, son los únicos que amarran a puerto.
A eso me refiero, a que son tan especiales y tienen tanto encanto, por su carácter temporal, es un error pretender retener a tu lado a alguien que no debe estarlo, y de bulerías decía Camarón que: “como el agua, todo fluye y se conecta”, y ellos no entienden de coherencia.
Asi que ahora entiendo que a los hombres y a las mujeres haya que mirarlos desde arriba, con perspectiva, porque siempre te acaban sorprendiendo.

domingo, 25 de julio de 2010

Los Miserables

A petición popular, o lo que es lo mismo, a petición de un buen amigo y de su 22 cumpleaños, retorno al vicio que ultimamente tenía bastante olvidado por este apacible calor que nubla en exceso mis ganas, e ideas.
Esta vez ando contrariada, más bien pensativa, o simplemente esquiva, dándole vueltas a un concepto que me cautiva en exceso, algo que es fácil que os traiga tantos recuerdos como a mi, al grito de “eres un cobarde”.
“El mundo es de los valientes” y reinvindicamos al instante que nosotros somos de ese bando, poniéndonos por montera valores y principios que hacemos propios como si nada, siendo los verdaderos abanderados del bien que siempre situamos justo un escalón por encima de cualquier miedo o rechazo, por que en ese momento amigos, somos “los invencibles”,”los intocables”.
Pero como el tiempo no es nuestro amigo, y a él como a otros tantos, le encanta dejarnos con “el culo al aire”, nos regala siempre ese eterno segundo para la posteridad en el que te recuerdas entre dientes y con cara de circunstancias que “el cementerio sí que esta lleno de valientes” y reculas con el rabo entre las piernas con un saco de principios por delante y otro tanto de valores por detrás.
Yo no soy valiente, defiendo cuando puedo, en mitad de la avorágime, mis principios, mis valores, o mis sentimientos, pero no me pidan que mire a los ojos de alguien y sea valiente, por que la verdad sólo es una, el odio es demasiado para mirar y sobretodo el amor es siempre razón suficiente para tirar de cobardía y refugiarse apaciblemente en ella, por si, casualidades de la vida, los valientes resultan ser los perdedores de la película.
Por que ojalá y en algun mundo, ser cobardes no valiera la pena y ser valientes nos retribuyera alguna especie de status de superhombres más allá del bien o el mal, aún así empiezo a pensar que va siendo demasiado tarde, ya que estamos tan acostumbrados al fracaso y la comodidad extrema, que parece que ni la valentía ya, en el fondo nos mereciese la pena.
Más bien somos los miserables y ”Santa Rita Rita que me quede como este” y así uno tras otro condenados a una vida sin riesgo, de valientes camuflados entre algodones, enjaulados en una vejez austera, en un mundo sin reyes, sin iniciativa, sin temeridad, somos un rebaño de cobardes que lapidan sin pensarlo a las voces distintas, afrontémoslo de una vez señores, y sigamos al pastor…
Continuará-….